Puerto que ha pertenecido al término de Vilaseca de Solcina o Vilaseca y Salou, hasta que en 1989 Salou consiguió su independencia municipal. Según indicó Francisco Manuel de Melo (1608-1666) en el siglo XVII había sido el principal amparo de galeras entre Barcelona y Vinaroz y, según la tradición, durante la Segunda Guerra Púnica, hace más de dos milenios, Salou sirvió de refugio a la armada de Cneo Pompeyo en su ataque a los cartagineses, con el que se inició la conquista de Hispania por Roma.
La armada del reino de Aragón que conquistó Mallorca está documentado que zarpó el año 1229 desde Salou. Durante el siglo XVI la población asentada en dicho paraje abandonó el lugar a causa de los ataques sufridos desde el mar, a pesar de haberse construido a partir de 1530 la Torre Vieja, de Barenys o de Carlos V por iniciativa de Pere Cardona, arzobispo de Tarragona, aunque sería derribada y reconstruida diversas veces.
La Torre Nueva, de San Lázaro o Fuerte de Salou, de planta hexagonal, fue construida en el siglo XVII, añadiéndosele posteriormente una batería a su pie. Ambas torres figuran en la vista de pájaro de las patentes de sanidad emitidas por Vilaseca de Solcina, el 5-5-1774 y el 19-7-1827, junto a otra situada en el mismo cabo de Salou, probablemente la antigua torre medieval que debía de hallarse arruinada.
El activo embarcadero, que muestra un gran número de embarcaciones de diverso porte, aparece defendido por las fortificaciones citadas, que apenas contaban con caserío en su inmediación. También en la costa aparece representada Tarragona, en la que destacan los baluartes de su cerca, y tierra adentro Vilaseca, población emisora de las patentes. También Reus llegó a emitir patentes de sanidad a las embarcaciones que zarpaban de Salou, pero no aparece en el área representada por los citados grabados.
El territorio representado por la vista de pájaro figura bajo la protección de una sacra reunión presidida por la Virgen del Rosario, junto a los santos Domingo de Guzmán y Catalina de Siena, flanqueados por Esteban y Sebastián, mártires, en sus recuadros correspondientes. La Virgen del Rosario es devoción que se remonta al año 1208 en que, según la tradición, se le apareció a santo Domingo de Guzmán, fundador de la Orden de Predicadores, entregándole un rosario; según otra tradición el rosario también le sería entregado por santa Catalina de Siena, a pesar de haber nacido un siglo y cuarto más tarde del fallecimiento del citado fundador, diferencia temporal que impidió que la reunión sacra representada por el grabado se llegara a producir en vida de ambos santos, aunque se podría representar un encuentro místico atemporal.
El origen de esta devoción se remonta al siglo XIII, tras su aparición al fundador de la Orden de Predicadores. La Virgen del Rosario se ha convertido en estrategia pastoral de los dominicos especialmente a partir de la fundación por Alano de la Roca o de Rupe de una confraternidad del Psalterio de la Virgen en Douai, a la que seguiría la primera cofradía del Rosario fundada en Colonia por fray Jacobo Sprenger, que se ha extendido por la Cristiandad. Ya en el siglo XVI, durante el reinado de Felipe II, la batalla de Lepanto contra los turcos se produjo el 7-10-1571, domingo en el que se celebraba la Virgen del Rosario, siendo papa san Pío V, dominico, que convocó rosarios públicos en Roma el día de la batalla para invocar su protección. El año 1573 el papa Gregorio XIII fijaría el día 7 de octubre, como fecha de la celebración de la Virgen del Rosario, advocación mariana que, a partir de dicha batalla, tendría una gran expansión.
Santo Domingo de Guzmán, aparece con hábito dominico, estrella en la frente y a sus pies un perro con antorcha en la boca y orbe, fue canonizado el año 1234 por el papa Gregorio IX. Tras la aparición de la Virgen y la entrega del rosario en la capilla del monasterio de Prouilhe (Francia), que se le atribuye, divulgó dicha devoción en sus predicaciones como auxilio pastoral contra la herejía albigense.
Santa Catalina de Siena, mística dominica, aparece representada también con hábito de su orden, corona de espinas en su cabeza, crucifijo y flores en la mano, fue canonizada el año 1461 por el papa Pío II, el año 1970 Pablo VI le otorgó el título de Doctora de la Iglesia y en 1999 Juan Pablo II la convirtió en una de las patronas de Europa.
San Esteban o Estevan, que diácono fue lapidado, se representa al aire libre, imberbe, portando la palma del martirio y piedras de su lapidación sobre un libro. San Sebastián, protector frente a las epidemias, junto a san Roque, aparece representado en el primero de sus martirios, semidesnudo y amarrado a un árbol, con cinco flechas clavadas y un ángel que se las retira del cuerpo.
© Antonio Gil Albarracín
Doctor en Historia
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