Habitada desde la prehistoria, en la misma han vivido fenicios, griegos, cartagineses, romanos, vándalos, bizantinos, árabes, normandos; asimismo reinaron en la ciudad, que la convirtieron en la capital de reino, las dinastías de Suabia, de Anjou y de Aragón, pasando a poder de los Habsburgo españoles y de los Borbones, que unificaron el reino de Sicilia con el de Nápoles, al que trasladaron la capitalidad. Palermo, como los reinos de Sicilia y Nápoles, quedó incorporado a Italia durante su unificación. Del importantísimo patrimonio que ha quedado de dicho pasado, en julio de 2015 la U.N.E.S.C.O. incluyó el Palermo árabe-normando y las catedrales de Cefalú y Monreale en la lista del Patrimonio de la Humanidad.
Palermo emitió varias patentes de sanidad entre 1752 y 1794, en dos ediciones de las tres citadas, las emitidas en 1752 y 1770 figura la leyenda: “Franc. Orlando Scul. Pa.”. Artista probablemente palermitano, según se deduce de su firma, aunque escasamente estudiado hasta ahora.
Los citados grabados varían en detalles, pero no en la distribución de la escena, que se enmarca entre jambas, con cortinas y escudos, de las que se destacan zapatas que sostienen un hipotético dintel que se confunde con el marco. La ciudad figura a vista de pájaro, destacando su urbanismo de trama hipodámica, sin apenas mostrar detalles de su arquitectura. Sobre ella un campo de nubes sirve de pedestal a una nutrida corte celestial formada por los miembros que se enumeran a continuación.
El Ecce Homo, es decir, Cristo tal como lo presentó Pilatos, con corona de espinas, cetro de caña y manto púrpura, con o sin broche representando el sol que lo cerrara, según la patente elegida, copreside la citada corte celestial.
La Inmaculada Concepción, pisando la luna y en actitud orante, también copreside dicha representación.
El Espíritu Santo, en su representación simbólica de paloma radiante, copreside la parte central de la citada corte celestial.
A la derecha de dicha presidencia completan el santoral los siguientes componentes:
Santa Rosalía, que nació y vivió en dicha población, figura representada con corona de rosas.
Santa Ninfa, presumible virgen y mártir en Sicilia o en Roma, aparece representada sosteniendo un pebetero.
San Mamiliano, arzobispo de Palermo en el siglo V, murió martirizado y figura revestido de sus ornamentos, con la palma de martirio en su mano derecha.
San Agatón (678-681), papa, nacido en Palermo, es patrón de la ciudad, recibiendo culto como santo en la iglesia católica y en la ortodoxa, está representado revestido de papa.
A la izquierda de la Inmaculada Concepción figuran los siguientes santos:
Santa Cristina de Bolsena, mártir del siglo III, figura representada con un flecha en su mano.
Santa Ágata, natural de Catania, siendo martirizada arrancándole los pechos. Recibe culto en Europa occidental y se considera protectora de Sicilia.
Santa Oliva, nacida en Palermo, fue martirizada en Túnez; aparece representada con una rama de olivo en su mano izquierda.
San Cosma, nacido al parecer en Palermo, fue obispo en África y se representa con mitra y capa pluvial.
San Gregorio Magno (590-604) o san Sergio I (687-701), papas, el primero hijo de una palermitana y el segundo nacido en Palermo.
Al pie de las patentes de sanidad emitidas en 1752 y 1770 figura la siguiente leyenda: “Franc. Orlando Scul. Pa.”. Artista escasamente estudiado hasta ahora.
Menos compleja, pero de excelente traza son las patentes emitidas entre los años 1796 y 1803, que en la primera de dichas emisiones figura firmada por: “R. (sic) Bella Sculp.”.
Excelente artista, como se deduce de su grabado, aunque escasamente conocido hasta ahora, que redujo el complejo escenario anterior a una representación indeterminada de la tierra, sobre la que figura arrodillada, ante Jesús, santa Rosalía de Palermo en actitud de recogimiento, coronada de rosas y, junto a ella, en el suelo, unas flores, una calavera y un crucifijo apoyado en la misma.
Sobre nubes, centrando la escena, Jesús en su representación de Ecce Homo, barbado, maniatado, sosteniendo la caña que simula el cetro, con capa, que apenas cubre su cuerpo, dejando a la vista sobre el torso la sangre que ha goteado desde la cabeza, con larga melena, coronada de espinas y destacada por su halo radiante.
La Inmaculada Concepción, sobre otra nube, flanquea a su hijo, descalza, con hábito recogido por un cordón en la cintura y capa que le cubre buena parte de la cabeza; en actitud orante, su rostro, con los ojos casi cerrados, denota recogimiento, siendo ensalzado por la corona de doce estrellas y el halo radiante.
Los grabados de ambos tipos de patentes aparecen flanqueadas por dos escudos:
El de la dinastía reinante en Sicilia con ligeras variantes, probablemente son el de Carlos VII, posteriormente Carlos III de España, en las primeras patentes, y el de su hijo Fernando III de Sicilia, IV de Nápoles y posteriormente Fernando I del reino de las Dos Sicilias. El escudo de los monarcas figura timbrado por corona real cerrada.
Escudo de la ciudad de Palermo, en el que sobre gules figura un águila romana de oro, con las alas abiertas, coronada de lo mismo, sosteniendo con las garras una filacteria con o sin las siglas: “S.P.Q.P.”. (Senatus Populusque Palermitanus). Este escudo figura timbrado por corona real abierta, que sería sustituida en el siglo XX por la corona mural.
Antonio Gil Albarracín
Doctor en Historia
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