Población barcelonesa de la comarca litoral del Maresme, Mataró encargó excelentes patentes de sanidad como la emitida el 22-7-1721 con vista de pájaro de la misma desde el mar, por el que navegan varios navíos y otros figuran varados en la playa.
En tierra, la ciudad aparece protegida por las murallas que proyectó hacia 1569 el ingeniero milanés Jorge Setara (1520-1590), que trabajó al servicio de la monarquía hispana desde 1564 hasta su fallecimiento, especialmente en la fortificación de la plaza de Perpiñán, entonces ciudad española, y otros enclaves. La cerca de Mataró fue dotada con siete accesos titulados de: Argentona, Barcelona, Cabrera, Portalet, Pozo de la Sinia, san Félix, san José y Valldeix, parte de sus portadas se puede contemplar en el grabado. La obra de la muralla fue concluida hacia el año 1600, aunque obras de mantenimiento y reparación serían frecuentes mientras existió.
A pesar de haber pasado una década o menos de la conclusión de Guerra de Sucesión Española, la muralla de Mataró había dejado de tener valor defensivo, al haber ocupado varios arrabales su glacis con un caserío extramuros que anulaba cualquier posibilidad efectiva de defensa. Entre la plaza y el mar tres caminos conducen al embarcadero, vigilados desde el mismo litoral o las alturas inmediatas por torres y fortificaciones, en estado diverso. Junto a las edificaciones urbanas y de sus arrabales se aprecia abundante caserío disperso, incluidos edificios religiosos, que destacan por sus cúpulas, campanarios y espadañas; buena parte de las alturas que cierran el horizonte aparecen arboladas.
El grabado incluye una corte celestial, sobre nubes, compuesta por los santos protectores de la población, presididos por la Virgen María, entre ángeles, titulada en el documento Nuestra Señora, a cuya advocación está dedicada la basílica de la población. Flanquean la presidencia mariana de forma paritaria, a su derecha tres santos y al otro costado tres santas que, unidas a la presidencia, forman mayoría femenina.
Entre los santos, el romano Desiderio fue, al parecer, lector del obispo Januario de Benevento (Italia), con quien fue martirizado; el cuerpo del mártir fue trasladado desde una catacumba romana a Mataró en 1686, por iniciativa del jesuita Tomás Muñesa, custodiándose en capilla propia existente en la basílica parroquial de Santa María.
San Simón Zelotes o el Cananeo, apóstol que desaparece tras Pentecostés de los textos evangélicos, aunque la leyenda lo sitúa misionando en Egipto y posteriormente en Persia; también se le atribuye haber sido martirizado, con sierra como la que se representa en la patente.
Santiago el mayor, apóstol que estuvo presente en la Transfiguración de Jesús en el monte Tabor y en su Prendimiento en el huerto de los Olivos de Jerusalén. Tras predicar en Siria, el año 44 fue decapitado en Jerusalén por orden de Herodes Agripa. Según leyendas originarias del siglo IX Santiago evangelizó España, siendo enterrado en Santiago de Compostela; su sepulcro se convirtió en el principal centro de peregrinación de la Cristiandad, junto a Roma. Fue declarado patrón de España el año 1630 por el papa Urbano VIII. Aparece representado en la patente de Mataró como peregrino, que viste túnica, esclavina con venera y manto largo, sombrero de ala ancha sobre su espalda, portando en sus manos un bordón y un libro.
Entre las santas destaca María Magdalena, síntesis tradicional de varias mujeres citadas en los Evangelios, la pecadora anónima de la casa de Simón el fariseo, María de Betania, María de Magdala y María Egipciaca. Según leyenda forjada en el siglo XI por los benedictinos de Vezelay (Francia) para justificar la presencia de sus reliquias en su famosa iglesia de la Magdalena de dicha ciudad, tras la Ascensión de Cristo se trasladó a Provenza, donde falleció, depositándose algunas de sus reliquias en la ciudad de Vezelay, en Borgoña, a la que se dirigieron reiteradas peregrinaciones para su culto. La contrarreforma potenció la devoción a santa María Magdalena, al considerarla personificación del sacramento de la penitencia. En la patente comentada parece representada con cabellos largos, frasco de perfume y palma de martirio.
Completan la sacra reunión las santas Juliana y Semproniana o Simproniana, basándose en falsos cronicones y noticias similares, fueron consideradas a partir del siglo XVII naturales de Iluro, denominación de la ciudad romana existente en el solar de Mataró, y proclamadas patronas de la ciudad. Discípulas de san Cucufate/Sant Cugat, que sería decapitado el año 304 en el Castrum Octavianum, fueron sorprendidas al retirar los restos de su maestro, degollándolas en el mismo lugar, donde se erigiría un monasterio benedictino en el que sus reliquias recibieron culto a partir del siglo XI; en torno al mismo se formó la población de Sant Cugat del Vallés (Barcelona).
El grabado se presenta enmarcado entre pilares dóricos quebrados a la altura de la corte celestial; querubines sostienen en las esquinas cintas de las que penden guirnaldas vegetales, que se enrollan en los pilares citados y, junto a los pedestales, dos sirenas sostienen una cortina con flecos que alberga el texto en latín acreditando que el puerto del que zarpa la embarcación portadora de la patente se halla libre de contagio epidémico.
El escudo heráldico de Mataró aparece partido en cuarteles, en el 1º en campo de oro, cuatro palos de gules, armas de Aragón; en el 2º, en plata, una mano sostiene un ramo de hinojos, en sinople; orlado con lambrequines y palmas y timbrado con corona abierta. El mismo escudo de Mataró aparece en el sello de cera que valida el documento.
No figura en el grabado identificación del grabador, pero dada la similitud con otra patente empleada por la sanidad barcelonesa, debe de ser obra de Francisco Gazán, importante calcógrafo español activo en Barcelona entre 1684 y 1704 y en Madrid entre 1710 y 1732, posiblemente fue hijo del pintor genovés Bartolomé Gazán.
© Antonio Gil Albarracín
Doctor en Historia
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