De las emitidas por la autoridad sanitaria de Alicante durante el siglo XIX he considerado conveniente la selección dos patentes de sanidad.
En el documento sanitario emitido el 30-1-1815 el encabezamiento muestra la protección de una sacra reunión presidida por el paño de la Santa Faz radiante, sobre nubes, acompañado de la corona de espinas, el flagelo y la esponja de vinagre que le acercaron a Jesús a los labios, cuando se hallaba en la cruz.
Lo flanquea en tierra san Sebastián, atado a un árbol, con tres flechas clavadas en el brazo, el torso y la pierna, y al pie elementos de su atuendo militar. San Roque, vestido de peregrino y genuflexo, completa la escena sacra.
Entre columnas, bajo el texto del documento, frente al mar, por el que navega una embarcación, aparece una vista de pájaro de la ciudad. Se trata de una imagen menos detallada y más idealizada que las mostradas anteriormente; no obstante, se puede distinguir la iglesia de san Nicolás, las torres de la sede municipal y, sobre el cerro de Benacantil, el castillo de Santa Bárbara.
La base que cierra por el pie el marco del grabado aparece centrada por la heráldica de la ciudad entre dos leones, junto a alegorías de la navegación (barco en el mar y ancla en seco) y del comercio (toneles y fardos). El grabado se completa con la leyenda: “B. T. Ft. 8 / Año 1814” siglas del autor, sin identificar aún, y año en que se delineó el grabado.
De mayor interés aún es la excelente patente emitida por Alicante el 14-2-1821, en cuyo pie se acredita la autoría con la siguiente leyenda:
“Vicente López la dibuxó. / Tomás López Enguídanos la grabó”.
Formalmente inspirado por el grabado de la anterior patente, mejorándolo notablemente, es una composición neoclásica en cuya cabecera aparece la sacra reunión protectora, igualmente presidida por el paño radiante de la Santa Faz, sostenido por querubines, sobre instrumentos de la pasión (corona de espinas, esponja de vinagre y lanza de Longinos), y orla floral. A su pie el Agnus Dei o cordero de Dios, símbolo de Cristo, que aceptó la crucifixión por obediencia a Dios Padre.
Completan la sacra escena:
San Sebastián, cuyo cuerpo atraviesan tres flechas, con la armadura a su pie.
San Francisco de Paula, fundador de la orden de los Mínimos, con cruz patriarcal.
San Roque, representado como peregrino.
El espacio terrenal incluye el texto y, ante la vista de pájaro de la ciudad, entre navíos, Poseidón/Neptuno con su tridente al hombro, navega imponente en concha tirada por caballos de mar, escoltado por delfines, barbado, coronado y desnudo, salvo su capa agitada por el viento, que le oculta el sexo.
El marco que cierra al pie dicha escena aparece centrado por el escudo de la ciudad, entre dos leones, junto a un caduceo, alegoría de la paz, un ancla, representativo de la navegación, así como fardos y toneles, que simbolizan el comercio.
Las jambas del marco están decoradas con cenefas, en las que se enlazan caduceos, representación de la paz, símbolo de Hermes/Mercurio; cornucopias, alusivas de Tique/Fortuna, balanzas, tinteros, fardos, libros y monedas muestras de la métrica y la contabilidad, sostén del comercio, y la prosperidad, bajo el imperio de la paz.
La presencia física o simbólica de los dioses griegos en contraposición con la sacra reunión del encabezamiento supone una excelente muestra grabada de neoplatonismo, teoría derivada de la relación apreciada entre numerosos aspectos de la filosofía platónica, especialmente de sus obras República o Timeo, y el cristianismo, derivado del judaísmo. Este planteamiento fue defendido por personalidades cristianas como los santos Pablo de Tarso y Agustín de Hipona, entre otros. Dicha corriente alcanzó gran relieve durante el Renacimiento, especialmente con la figura de Marsilio Ficino, creador de la Academia Platónica de Florencia, al argumentar que las tradiciones hebraica, platónica y cristiana no eran contradictorias entre sí; planteamiento que aún se mostraba vigente en el siglo XIX, como demuestra la patente comentada.
Finalmente recapitulemos sobre el origen del escudo heráldico municipal alicantino se remonta al siglo XIII, pues fue otorgado por Alfonso X el Sabio, habiéndose mantenido, con algunas correcciones, hasta la actualidad.
El blasón representa el cerro de Benacantil, culminado por el castillo de Santa Bárbara, mostrando normalmente la cara de un moro en su ladera izquierda. Sobre la fortificación en unos casos aparecen en jefe las barras de Aragón o del reino de Valencia y en otros no figuran. Su decoración simula a veces con lambrequines una peluca.
Rodeando la fortaleza las siglas “I A C I”, cuyo significado es Ilice Augusta Colonia Iulia, fueron incluidas cuando se pensaba que Alicante era la población romana de Ilice, en realidad Elche. Dichas siglas fueron sustituidas en 1941, a partir del estudio del cronista Francisco Figueras Pacheco, pasando a ser A L L A, cuyo significado sería Alicante Lucentum Lucentum Alicante o, con mayor probabilidad, Akra Leuka Lucentum Alicante. El escudo se timbra con un coronel abierto y se condecora con el collar de la Orden del Toisón de Oro, concedido el año 1524 por Carlos I a la ciudad, por los servicios prestados a la corona, especialmente durante la sublevación de las Germanías.
© Antonio Gil Albarracín
Doctor en Historia
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