Albox es una población que ha destacado, sobre todo a partir del siglo XVIII, por su dinamismo económico y empresarial. El enriquecimiento de dicha población se produjo gracias basó en la multiplicación de los cultivos en regadío, que contrarrestaron las condiciones climatológicas adversas. La obtención de dicha riqueza permitió erigir, junto a nuevos edificios civiles, otros religiosos como la iglesia parroquial de la Virgen del Rosario, y su ampliación, la ermita de San Antonio, el hospicio franciscano, que propició la urbanización del barrio de la Loma, el hospital de Albox y, sobre todo, la ermita-palacio del Saliente, obra promovida por el obispo Claudio Sanz y Torres.